NUESTRO DEPORTE

A través de numerosos vestigios históricos está demostrado que las primeras competiciones de tiro se realizaron con arco y flechas y que en la Antigüedad ya se impartían clases de tiro, pues los egipcios adoptaron este arma durante la época de los primeros faraones, alcanzando gran destreza los asirios y babilonios. Está documentado que en la Edad Media se utilizó el primer blanco en una competición para tiro con ballesta, pues en Alemania se fundaron los primeros clubes de tiro con ballesta hacia el 1110 d.c. Pero con la aparición de las armas de fuego en el siglo XVI empezó la hegemonía de este tipo de armas y el declinar del valor del arco como arma principal.

El tiro con arma de fuego como deporte, tal como hoy lo entendemos, empieza a despuntar a finales del siglo XIX y más concretamente a raíz del nacimiento de manos del Barón Pierre de Coubertin de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna, inaugurados el 6 de abril de 1896 en Atenas, donde el Tiro fue uno de los deportes que formaron parte en estos nuevos Juegos. Y cabe destacar que curiosamente la primera medalla que se entrega en todas las ediciones de los J.J.O.O es la de Carabina Aire a 10 metros en categoría Damas.

Gracias a la afición de Coubertin por este deporte del que fuera Campeón en Francia, su país natal, siete veces en la modalidad de pistola libre a cincuenta metros, los Juegos Olímpicos de París, concentraron el mayor número de participantes que practicaban esta disciplina.

Por lo que respecta a nuestro país debemos considerar la fecha del 11 de junio de 1900 con la firma del Acta Fundacional de la Real Federación Española de Tiro Olímpico, como el punto de partida de este deporte que tuvo sus primeros Estatutos oficialmente autorizados el 22 de Junio del mismo año.

El tiro es un deporte que requiere destreza física y mental, física para poder mantener el equilibrio necesario para encarar el blanco con precisión y mental para conseguir la concentración en los momentos más delicados de una competición. En este deporte uno compite no solo contra los demás tiradores, sino especialmente contra sí mismo, lo que lo hace realmente atractivo para todas aquellas personas a quienes no gusta la competición y valoran el hecho de que el tiro sea un ejercicio de autocontrol y de disciplina personal. Además abarca una gran variedad de modalidades (Tiro de precisión, Armas Históricas, Alta Precisión y Recorridos de Tiro) lo que permite que cada uno tenga sus preferencias y elija aquellas que se ajustan más a sus gustos y condiciones. Respecto de otros deportes presenta muchos aspectos ventajosos, pues no requiere una excepcional forma física y lo hace apto para todas las edades y sexos e incluso para personas con ciertas discapacidades físicas.

Para las personas de más edad la práctica de este deporte es ideal pues es básicamente un deporte de concentración que ayuda a superar el estrés de la vida cotidiana y para los más jóvenes resulta formativa, pues el uso de las armas de forma pacífica y deportiva no solos les estimula a practicar una disciplina en la que la responsabilidad, la concentración, el autocontrol y la seriedad son primordiales, sino que desmitifica la carga negativa que constantemente crean los grandes medios de comunicación respecto a esta disciplina. Con la práctica del tiro se aprende a conocer y respetar las armas, pues para el tirador el arma es parte de su equipo y por ello es precavido y respeta las normas. El tirador sabe que su seguridad y la de quienes le rodean dependen de su actitud y comportamiento.

Este deporte exige al tirador constancia en los entrenamientos, que deben planificarse de forma precisa y concreta, centrándose en alcanzar el máximo rendimiento en las competiciones más importantes que pueda haber durante el año. Para ello es necesario programar qué días a la semana entrenar, cuánto tiempo, la cantidad de disparos a efectuar en cada entrenamiento y el tiempo que se descansará.

Todo ello hace del tiro un deporte apasionante.